jueves, 17 de septiembre de 2015

De escalas y modas

Ayer tarde asistía a una charla impartida por Enrique Castillo, Ingeniero de Caminos, miembro de la Real Academia Española de Ciencias e investigador de la Universidad de Cantabria. La charla versaba sobre sus últimos trabajos, que a pesar del populismo del presidente Revilla en Cantabria, han conseguido que se estudien alternativas a la llegada de la Alta Velocidad a esta comunidad, que, reduciendo en no más de 30 minutos en el viaje a Madrid, se consigan hasta 3000 millones de euros de ahorro (sin reducir ni un minuto ya se conseguían ahorrar 1000). Pero claro, a los políticos les interesa más colgarse medallas.




A pesar de las maravillas técnicas que se mostraron ayer, me quedé más con una reflexión que mencionó al final. “El ingeniero no debe buscar la ganancia de dinero, sino la satisfacción de haber sido útil a la población. Se ha instalado en la sociedad una escala de valores en el que impera la creencia que esta bien hacer lo que nos da la gana; yo prefiero hacer lo que se debe hacer, aunque me suponga un esfuerzo”. Moralinas a parte, me quedo con el concepto que se lee entre líneas, la empatía.

Decía Borges:

El tema de la envidia es muy español. Los españoles siempre están pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno dicen: "Es envidiable".



Queridos amigos (y conocidos): doy fe. El español no es empático, el español si el vecino se compra un coche rabia, pero si se le quema la casa dice que se lo tiene merecido, que se veía venir. Comentaba Enrique ayer que con el dinero del premio Talgo, del que fueron ganadores por sus proyectos en el Palencia-Santander, habían creado una red de microcréditos para mujeres en Benín, y que no era comparable a nada el ver como los demás son felices. Es un español raro, no conozco a ningún español que se alegre de que al vecino le ha tocado la lotería. La felicidad del otro es nuestra tristeza (me incluyo en el saco).

Se suceden una serie de imágenes en redes sociales en la línea de compadecerse de cualquier persona en situaciones complicadas: niños desnutridos, inmigrantes en pateras o en la frontera húngara, víctimas de desastres naturales o si no queremos irnos fuera de nuestras fronteras, cualquier persona en situación desfavorecida en España. A ver a ver, que yo me entere, no somos capaces de alegrarnos de la alegría del vecino y nos compadecemos de algo que ocurre muy muy lejos. Interesante.



Decía Borges que somos envidiosos. No es condición sine qua non, pero no es descabellado pensar que cuando uno tiene envidia, otro presume. Me decía una amiga: “me voy a borrar el Instagram, estoy harto de las vidas de ensueño de la gente”. No solo es la vida “fabulosa” detrás de un ordenador, es lo generosos, empáticos y solidarios que somos cuando escribimos en un teclado. Yo no me siento al lado del negrito del autobús, pero lloro en Facebook cuando se muere uno en una patera. Valors, que diría mi querido Pep Guardiola. ¿No será que nos encanta presumir de lo buenísimas personas que somos?

Me meto en un terreno pantanoso. El martes 15 de septiembre muere de una lanzada el Toro de la Vega de Tordesillas. De antemano comentar que me parece algo innecesario y que con el tiempo acabará cayendo por su propio peso. En cambio dudo que me vean encadenarme a un poste para que no suelten al toro, porque aun no se me ha ido la cabeza (ni quiero salir en los periódicos en l sección de sucesos) y porque lo veo igualmente innecesario. Rebobino de nuevo: que no somos capaces de alegrarnos cuando el hijo del vecino acaba su carrera con honores y me dedico a encadenarme a un poste por un toro, ¡Un toro!. Espero y deseo despertarme de este sueño, o que solo sea el tráiler de una nueva entrega del Planeta de los Simios.

Yo soy el menos indicado para dar lecciones de nada a nadie, y menos se ser empático o solidario. Poco a poco. Al menos intento no subir nada a Facebook de lo que realmente no me quita el sueño solo por aparentar ser muy bueno. Al final son todo apariencia y modas. Las modas pasan, como las camisetas de Lady23 o las gafas de pasta sin cristal. Entiendo que al final al 80 % de los que suben este tipo de publicaciones a Facebook les importa lo que suben tanto como a mí el mundial de petanca; y que realmente todo esto se hace por la moda… juvenil.




Feliz fin de semana queridos.

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